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viernes, 2 de enero de 2015

2015!

San Mateo 4:12-17
Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea; y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaum, ciudad marítima, en la región de Zabulón y de Neftalí, para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo:
Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí,
Camino del mar, al otro lado del Jordán,
Galilea de los gentiles;
El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz;
Y a los asentados en región de sombra de muerte,
Luz les resplandeció.
Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.

Ahora, me supongo que prácticamente todos nosotros aquí en esta noche, pudiéramos traer a memoria-memoria ciertas cosas que sucedieron en ciertas ocasiones. Desde ese entonces, algo cambió. Tal y tal cosa sucedió en ese entonces, y desde ese entonces en adelante, fue diferente. Y es una buena cosa que podamos recordar. Y algunas de esas memorias de las cosas de las que pensamos, son cosas dignas que cambiaron. Y hay algunas cosas en que pensar que no son tan dignas. Por ejemplo, si la mujer de mala fama, si ella dijo: "Hubo un tiempo en el cual yo era una muchacha moral, buena, justa. Y una cierta noche o en un cierto lugar, sucedió una cierta cosa". Y desde ese entonces, ella ha estado en el camino errado. Su vida ha sido manchada con pecado y negrura y oscuridad, y únicamente le espera a ella el Juicio. Pero ella puede recordar lo que sucedió desde esa cierta ocasión, cuando ella tomó el camino errado.
Fue un día allá en el Calvario cuando Dios y la muerte se encontraron cara a cara, cuando la Vida y la muerte se encontraron. Pero ahí fue cuando la Vida, Cristo, le arrancó el aguijón a la muerte. Y desde ese entonces la muerte no ha tenido un aguijón en ella. Yo estoy tan contento de eso. ¡Dios! La muerte y Dios se encontraron. La muerte no ha sido la misma. Ella ahora ya no tiene aguijón. El creyente Cristiano puede enfrentarse en su cara y decir: "¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?" ¿Por qué? Ambos se encontraron con Dios. Ellos no han sido lo mismo desde entonces.
Ningún hombre puede ser el mismo, nada puede ser lo mismo, una vez que se encuentra con Dios. Ud. nunca será el mismo.
Hombres y mujeres, cuando Uds. se encuentran con Dios, Uds. son cambiados. Hacemos nuestros votos de Nuevo Año en esta noche, para romperlos al regresar mañana en la mañana; para romperlos al día siguiente. Pero lo que necesitamos hacer, no es un voto de Año Nuevo, sino que necesitamos venir cara a cara con Dios y tener Vida Eterna, ser nacido de Su Espíritu.
Hubo un anciano en una ocasión, que no podía decidirse. El diablo continuaba golpeándolo respecto a ello. Un día en el campo, él se arrodilló para orar. Mientras estaba orando, él clavó una estaca. El dijo: "Que esto sea un memorial. Satanás, si tú alguna vez vienes a mí otra vez, yo te señalaré esta estaca. Y yo te diré que aquí mismo yo me encontré con Dios, y eso fue concluido desde aquí en adelante". Eso es lo que necesitamos; quizás no una estaca en un campo, pero en algún lugar, en algún clóset secreto, en alguna parte.
Oh, en esta noche, habrá cientos de votos tomados, miles de ellos tomados. Y al siguiente año tendremos que tomarlos todos otra vez. Diremos: "Dejaremos de mentir. Dejaremos de hacer esto. Y haremos a un lado nuestro mal genio. Haremos más por Dios. Haremos esto, o eso, o lo otro", únicamente para darnos cuenta que es en vano. Pero lo que el hombre necesita hacer en esta noche, es venir cara a cara con Dios. Y desde entonces en adelante, él es una criatura cambiada. ¡Aleluya!




¿Veremos la Venida del Señor este año? ¿Es 2015 el año del retorno de Jesucristo? Si el plan de Dios se lleva a cabo, y la Novia se ha preparado para encontrarse con su novio, entonces será.
Dios les bendiga!!!

Apocalipsis 19:5-7
Y salió del trono una voz que decía: Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, y los que le teméis, así pequeños como grandes. Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina! Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado.



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